Como apasionada que soy del desarrollo de la comunicación
hoy os traigo un post sobre esos primeros encuentros del bebé con el lenguaje,
el cara a cara tras el parto con las primeras palabras, el intercambio que se
observa entre el bebé y sus padres durante las actividades de cuidado diario y
que aseguran la supervivencia de ese peque en una primera etapa que, además,
permitirá el despliegue de todo su potencial cognitivo y lingüístico.
Pero, ¿cómo
es esta comunicación preverbal?, ¿cómo ayudamos a desarrollarla?
LA CONDUCTA COMUNICATIVA DE LOS PAPÁS Y MAMÁS CON EL BEBÉ
El lenguaje que los adultos dirigimos a los bebés (llamada habla
maternal ó baby talk) es sistemáticamente diferente del que empleamos en una
conversación con otro adulto. Este tipo de “habla” se caracteriza por:
·
Emisiones muy cortas y frases sencillas
·
Vocabulario limitado resaltando las palabras más
importantes para la situación
·
Repeticiones de palabras y expresiones
·
Las palabras “se estiran”, se enfatizan prolongándolas más
de lo habitual. No se cortan como quien enseña a separar en sílabas sino que
hay un trasfondo acústico, casi musical
·
Los temas se limitan al aquí y ahora
·
Elevado empleo de expresiones faciales, verbales y gestos
·
Preguntas y saludos muy comunes y frecuentes
·
Las conductas del niño se “significan” y son los adultos
quienes dicen lo que el bebe podría decir si pudiera hablar
·
Se evidencian “turnos” en las interacciones dando tiempo a
que emitan una respuesta (motora, vocal, visual…)
·
Se modifica el tono de la voz y se vuelve más agudo que en
el habla habitual
Pero
lo realmente importante de esta forma que tenemos de dirigirnos a los bebés es
que cumple tres funciones básicas para el desarrollo de la comunicación en
CUALQUIER ETAPA en la que se encuentre el niño:
1)
Obtiene y mantiene su atención
2)
Facilita el establecimiento del vínculo emocional
3)
Permite que se establezca la comunicación a la menor
oportunidad
Además de modificar el habla, los adultos además
utilizamos la mirada. Mantenemos el
contacto ocular mucho más tiempo de lo que se mantiene en las conversaciones
con los adultos, duran hasta el 70% más. También, solemos controlar hacia dónde
mira el niño para elegir el “tema de conversación” (siguiendo sus intereses). El
observar qué miran los niños favorece que estos vayan estableciendo momentos de
atención conjunta.
Además,
acompañamos el lenguaje con una variedad notable de expresiones faciales. Frecuentemente hacemos uso de la sorpresa
para iniciar, invitar o señalar que se está preparado para interactuar. Abrimos
los ojos y la boca, las cejas se levantan, la cabeza se ladea y decimos algo
como “oooooooh”, “aaaaaaaaaaah”.
Todas
este repertorio de expresiones faciales que ponemos en marcha con los bebes se
acompañan de cambios en el tono del habla y una disminución del volumen. Así
también, los acompañamos de movimientos
de la cabeza empleándolos para captar su atención, conectar y mantenerlos
en la interacción.
Por
último, hacemos uso de la proximidad
como herramienta de comunicación más poderosa, traspasando límites de intimidad
y confianza con los que queremos establecer y transmitir al bebé un vínculo afectivo
único, utilizando su espacio interpersonal e invadiéndolo frecuentemente.
Y
tú, ¿identificas tu conducta comunicativa con tu bebé en alguna de estas líneas?,
¿te has reconocido al leer cómo cambia nuestro lenguaje al dirigirnos a los más
peques? Si no es así, puedes usarlo como tips para captar la atención de tu
bebé y meterte de lleno en esta etapa en la que los niños nos dicen mucho antes
de aprender a hablar.