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lunes, 6 de marzo de 2017

¿Cómo hablamos a los bebés?

Como apasionada que soy del desarrollo de la comunicación hoy os traigo un post sobre esos primeros encuentros del bebé con el lenguaje, el cara a cara tras el parto con las primeras palabras, el intercambio que se observa entre el bebé y sus padres durante las actividades de cuidado diario y que aseguran la supervivencia de ese peque en una primera etapa que, además, permitirá el despliegue de todo su potencial cognitivo y lingüístico.  

 



            Pero, ¿cómo es esta comunicación preverbal?, ¿cómo ayudamos a desarrollarla?


LA CONDUCTA COMUNICATIVA DE LOS PAPÁS Y MAMÁS CON EL BEBÉ


El lenguaje que los adultos dirigimos a los bebés (llamada habla maternal ó baby talk) es sistemáticamente diferente del que empleamos en una conversación con otro adulto. Este tipo de “habla” se caracteriza por:

·         Emisiones muy cortas y frases sencillas
·         Vocabulario limitado resaltando las palabras más importantes para la situación
·         Repeticiones de palabras y expresiones
·         Las palabras “se estiran”, se enfatizan prolongándolas más de lo habitual. No se cortan como quien enseña a separar en sílabas sino que hay un trasfondo acústico, casi musical
·         Los temas se limitan al aquí y ahora
·         Elevado empleo de expresiones faciales, verbales y gestos
·         Preguntas y saludos muy comunes y frecuentes
·         Las conductas del niño se “significan” y son los adultos quienes dicen lo que el bebe podría decir si pudiera hablar
·         Se evidencian “turnos” en las interacciones dando tiempo a que emitan una respuesta (motora, vocal, visual…)
·         Se modifica el tono de la voz y se vuelve más agudo que en el habla habitual

Pero lo realmente importante de esta forma que tenemos de dirigirnos a los bebés es que cumple tres funciones básicas para el desarrollo de la comunicación en CUALQUIER ETAPA en la que se encuentre el niño:
1)        Obtiene y mantiene su atención
2)        Facilita el establecimiento del vínculo emocional
3)        Permite que se establezca la comunicación a la menor oportunidad

Además de modificar el habla, los adultos además utilizamos la mirada. Mantenemos el contacto ocular mucho más tiempo de lo que se mantiene en las conversaciones con los adultos, duran hasta el 70% más. También, solemos controlar hacia dónde mira el niño para elegir el “tema de conversación” (siguiendo sus intereses). El observar qué miran los niños favorece que estos vayan estableciendo momentos de atención conjunta.

Además, acompañamos el lenguaje con una variedad notable de expresiones faciales. Frecuentemente hacemos uso de la sorpresa para iniciar, invitar o señalar que se está preparado para interactuar. Abrimos los ojos y la boca, las cejas se levantan, la cabeza se ladea y decimos algo como “oooooooh”, “aaaaaaaaaaah”.
Todas este repertorio de expresiones faciales que ponemos en marcha con los bebes se acompañan de cambios en el tono del habla y una disminución del volumen. Así también, los acompañamos de movimientos de la cabeza empleándolos para captar su atención, conectar y mantenerlos en la interacción.
Por último, hacemos uso de la proximidad como herramienta de comunicación más poderosa, traspasando límites de intimidad y confianza con los que queremos establecer y transmitir al bebé un vínculo afectivo único, utilizando su espacio interpersonal e invadiéndolo frecuentemente.

Y tú, ¿identificas tu conducta comunicativa con tu bebé en alguna de estas líneas?, ¿te has reconocido al leer cómo cambia nuestro lenguaje al dirigirnos a los más peques? Si no es así, puedes usarlo como tips para captar la atención de tu bebé y meterte de lleno en esta etapa en la que los niños nos dicen mucho antes de aprender a hablar.