lunes, 27 de febrero de 2017

Cómo influye nuestro rol en el desarrollo del lenguaje de los niños



La comunicación, el lenguaje, las primeras palabras de nuestro pequeño… es un tema recurrente en nuestro papel como papás y muchos desconocemos que, al igual que hay estilos educativos que adoptamos a la hora de educar, también existen roles comunicativos que son determinantes a la hora de apoyar el desarrollo del lenguaje de los niños.
       Aunque todos tenemos uno que nos caracteriza, los adultos a lo largo del día asumimos diferentes roles: a veces damos instrucciones, otras animamos para que puedan realizar alguna actividad, comprobamos que han comprendido algo, les ayudamos a hacer una tarea… El papel que desplegamos en la interacción con los niños es tan importante ya que puede favorecer o entorpecer en gran medida el despertar comunicativo de los niños.
          
        Pero no solo los padres adoptamos un rol, podemos verlo en pediatras, terapeutas, educadores… Hoy vamos a aprender cómo identificarlos y cuáles son los más favorecedores para desarrollar el lenguaje en los niños.

¿Qué rol comunicativo tenemos como padres?

Rol de director: cuando nos dirigimos a niños muy pequeños, nuestras interacciones suelen dirigir las actividades que realizan, planificamos lo que harán, les decimos qué tienen que hacer o cómo hacerlo... PERO desplegar este rol continuamente provoca un cierre en la interacción en la que no permitimos al niño tomar la iniciativa, elegir, decidir o responder de alguna forma a la misma.
    - Rol de examinador: cuando un niño no sigue el ritmo de desarrollo esperable para su edad, todos nos esforzamos por ayudarle a aprender “más y más” sometiéndole a preguntas infinitas para comprobar cuánto han aprendido… PERO poner a prueba constantemente a un niño no favorece la interacción ni aumenta su aprendizaje, de hecho puede inhibir a los niños con un estilo comunicativo más pasivo.
   - Rol de animador: se trata del adulto que busca proporcionar diversión al niño por encima de todo para conseguir su atención, hacerle reaccionar y comunicarse, consiguiendo en muchas ocasiones que sea el adulto quien siempre tome la iniciativa y juegue, hable, cante, etc., convirtiendo al niño en espectador… PERO si ponemos en juego este papel durante mucho tiempo, le estamos dando pocas oportunidades de involucrarse en la interacción.
   - Rol de espectador: a veces, la propia inseguridad del adulto o su falta de experiencia hacen que tome distancia en las interacciones con el niño, dedicándose más a observar. Esto se intensifica en niños a los que les cuesta iniciar la comunicación y prefieren jugar solos… PERO, si el adulto se aleja, no hay una oportunidad real para que el niño pueda desarrollar el lenguaje. 
 - Rol de asistente: cuando nos encontramos con niños que tienen dificultades para comunicarse, tendemos a facilitarles las cosas asumiendo nuestro papel de hacer todo por ellos, sin esperar demasiado de la interacción (“no puede”, “pobre”, “yo lo hago para que aprenda”, etc.)… PERO cuando ayudamos en exceso, no les damos la oportunidad de mostrarnos aquello que sí pueden hacer, qué es lo que les interesa o cómo se comunican ante una necesidad.  
   - Rol de alentador: es muy fácil de reconocer, lo encontramos en adultos que dan aliento al niño con expresiones como “bravo”, “muy bien”, “ese es mi niño”… Está claro que es muy importante reconocer sus logros, PERO el exceso puede provocar que los niños se vuelvan demasiado dependientes de este refuerzo y no desarrollen motivaciones nuevas por aprender, además de que estas expresiones cierran la comunicación cuando lo recomendable sería iniciarla.
  - Rol de ejecutivo: los padres vivimos con una agenda diaria completísima, los educadores con un programa escolar que cumplir, y en la consulta de pediatría los niños se suceden unos a otros en un horario rígidamente establecido. En este rol, nos ponemos en modo automático para llegar a todo PERO con ello perdemos miles de oportunidades de conectar con los niños, hablar de sus intereses y aprovechar situaciones en las que esté motivado y comunicativo.
  - Rol de adulto receptivo: cuando se trata de ayudar a los niños a interactuar y usar el lenguaje es importante adoptar un papel de compañero, acorde a sus intereses, necesidades y habilidades, dándoles la oportunidad de iniciar la interacción, respondiendo a ella, estableciendo turnos y dándole el tiempo necesario para que la comunicación se repita… PERO es difícil se receptivo en todo momento.

Debemos recordar que somos los adultos quienes posibilitamos el desarrollo comunicativo y lingüístico de los niños. Todos y cada uno de nosotros desplegamos varios roles a lo largo del día, aunque siempre hay uno que ponemos en juego más que otro y que define nuestro estilo comunicativo. Ahora puedes ver qué elementos son los que facilitan la interacción con tu pequeño y ponerlo en práctica. Cuéntame, ¿cuál es tu rol?


sábado, 25 de febrero de 2017

Signos de alarma en el desarrollo en niños de 0 a 3 años

       
          Un signo de alarma en el desarrollo no presupone la existencia de un retraso o trastorno, pero es importante valorar qué nos está intentando decir de la evolución de nuestros pequeños. Los más conocidos son los retrasos en la adquisición de alguna habilidad (la marcha sin apoyos, el señalado, la imitación, el lenguaje…), la persistencia de patrones que ya deberían haber desaparecido (reflejos primitivos, asimetrías en el movimiento…)  o signos que son anómalos a partir de cierta edad concreta (movimientos repetitivos, juegos poco elaborados, etc).

         Es fundamental que los pediatras y educadores de Escuelas Infantiles estén atentos también a todas estas señales que en casa pueden pasar más desapercibidas (bien porque no hemos puesto el foco en ese aspecto, no tenemos peques alrededor con los que “comparar” o porque confiamos en que sea algo madurativo que se resuelva en unos meses). Para ello, hay tablas de desarrollo, artículos, libros… que nos marcan unas edades aproximadas de consecución de hitos y por las que nos guiamos como padres.



         Hoy vamos a desglosar, trimestralmente, aquellas señales que nos puedan indicar que algo en el desarrollo de nuestros pequeños necesita un empujón:

De 1 a 3 meses:
-     Dificultad de seguimiento visual (primero horizontal, después vertical y por último en círculos)
-      Ausencia de sonrisa social
-      No se “acopla” al abrazo cuando se le sostiene
-     Pulgar incluido dentro de la mano (a partir del 2º mes, aproximadamente, puede ser síntoma de daño neurológico)
-      Ausencia de sostén cefálico
-      No sujeta objetos en su mano (prensión voluntaria)

De 3 a 6 meses:
-      Ausencia de gorjeos y balbuceos
-      No localiza sonidos que están fuera de su campo visual girando la cabeza
-    Hipertonía/hipotonía axial (sostenidos por las axilas, su cabeza se hunde en los hombros)
-     Dificultad para permanecer sentado sin apoyos
-     Se atraganta constantemente al comer
-     No muestra interés por su imagen en el espejo
-     Pobre empatía en interacción con el adulto

De 6 a 9 meses:
-  Ausencia de la pinza (primero la inferior –pulgar y lateral del índice flexionado- y luego la superior –pulgar e índice-)
-   No realiza cambios posturales (de boca abajo a boca arriba y viceversa)
-   No se mantiene sentado sin apoyos
-   Dificultad en la coordinación ojo-mano
-  Ausencia de permanencia de objeto (busca un objeto que cae fuera de su campo visual)
-  Pobre interés por la interacción con otras personas

De 9 a 12 meses:
-    No muestra interés por objetos y personas
-    Dificultad en la comprensión de palabras sencillas (papá, mamá…)
-    Ausencia de bipedestación con apoyo (agarrado a un mueble, por ejemplo)
-    Manipulación torpe (no juega a meter/sacar, ensartar anillas…)
-    No participa en juegos de interacción (palmitas, lobitos…)

De 12 a 15 meses:
-  No imita acciones (decir adiós, tirar besitos…) y sonidos (de animales, primeras palabras…)
-   Intereses restringidos y poco flexibles (siempre elige los mismos juguetes, dibujos, cuentos…)
-    Realiza juegos poco elaborados y repetitivos (a veces no da el uso que corresponde a los objetos)
-      No señala para pedir/mostrar algo que es de su interés
-      Evita mantener el contacto visual o mirar a los ojos en la interacción

De 15 a 18 meses:
-     No imita palabras, sonidos y gestos tras verlos en otro
-     No nombra ni señala objetos que se nombran
-     Ausencia de marcha autónoma
-     Dificultad para subir escalones gateando
-     No realiza juegos funcionales sencillos (hacer una torre con cubos, etc.)
-     No emite ninguna palabra con sentido referencial
-     Ausencia de respuesta al nombre

De 18 a 24 meses:
-      Dificultad para comprender órdenes sencillas (ven aquí, dame la pelota…)
-      No identifica objetos o dibujos en cuentos cuando se le pide
-      Escaso interés por la interacción con otros niños
-      No realiza juegos funcionales (hacer como que come, se peina…)
-      No sube escaleras de forma autónoma
-      Persistencia en juegos poco habituales: alinear objetos, mostrar interés por partes específicas de objetos (por ejemplo las ruedas de los coches)

De 24 a 36 meses:
-      Dificultad para prestar atención en cuentos o canciones
-      No combina 2 ó más elementos para formar frases
-      No señala partes del cuerpo en sí mismo y en otro
-      Dificultad para garabatear
-      Corre de forma descoordinada
-      Repetir palabras/frases una y otra vez (ecolalia)
-      No realiza preguntas ni relata situaciones que ha vivido
-      Ausencia de juegos de simulación (hacer como que un muñeco vive, regañarle, etc.)
-      Dificultad en la articulación del lenguaje

Además, existen una serie de “pasos evolutivos” que son una variación del desarrollo, sin carácter patológico y cuyo conocimiento restará alarma a muchos papás preocupados. Algunos de estos son:

-         El desplazamiento sentado o el gateo apoyando una rodilla y el pie contralateral,
-          La marcha sin pasar por la etapa de gateo,
-          La marcha de puntillas las primeras/semanas tras el inicio de la marcha,
-          El tartamudeo fisiológico alrededor de los 24 meses,
-          Ciertas dislalias fisiológicas (como la del fonema “r”) hasta los 4-5 años

Es importante valorar uno a uno los signos de alarma que observemos en nuestros niños, puesto que de forma aislada no suponen una dificultad en el desarrollo, pudiendo ser señal de un simple retraso en algún área. Sin embargo, si observamos que existe más de un área afectada debemos considerar la derivación a un servicio especializado de Atención Temprana para realizar una valoración completa.

Es preferible atender y apoyar un simple RETRASO madurativo hoy para evitar tener que enfrentarnos a un TRASTORNO en el desarrollo mañana. 





miércoles, 22 de febrero de 2017

Claves para una retirada del pañal con éxito

Se acerca el buen tiempo y muchas familias empezáis a pensar en la retirada del pañal, así que hoy os traigo algunas ideas para que llevarlo a cabo no sea tan traumático para grandes y pequeños, ¡espero que os sea útil!

El control de esfínteres diurno es mucho más fácil cuando se empieza a preparar con antelación. Al final, se convertirá en un hábito diario y los peques pasan de desconocerlo por completo a pasar medio día sentados en el baño esperando el milagro, con público incluido. Por esto es importante que unas semanas antes de decidirnos a retirar el pañal, habituemos al peque a sentarse al menos 3 veces al día y siempre a las mismas horas (para favorecer la anticipación y la comprensión), por ejemplo: al cambiarle el pañal recién levantado, antes de la siesta y a la hora del baño. Podemos empezar a hacerlo como un juego: “te siento aquí mientras preparo la ropa/bañera…” para evitar presiones innecesarias sobre algo que aún desconocen.

Otra herramienta útil es conocer sus “hábitos”. Podemos elaborar una tabla o registro en el que, durante 2 semanas (antes de retirar el pañal) comprobemos cada hora el pañal y anotemos si está mojado o no. De esta forma tendremos un horario aproximado para que, cuando retiremos el pañal, busquemos horas en las que sentarlo más frecuentemente. Es importante que en el registro se impliquen todas las personas que pasan tiempo con él (escuela infantil incluida) para que sea efectivo. Además, podéis jugar con la cantidad de líquido que le ofrecéis si, por ejemplo, por la tarde pasa más tiempo en casa o con vosotros.

Algunas claves que os pueden venir bien en esta etapa son:

- tener paciencia (en cantidades industriales)
- empapadores (si vuestros sofás tienen fundas, introducidlos debajo, pues cuando están más despistados es cuando más fugas hay, por ejemplo viendo la televisión),

              
         despejar la casa de alfombras,
            - adaptador para el baño (personalmente lo prefiero al orinal, ya que hay niños a los que el cambio luego de orinal a váter les cuesta; además, el pipí se hace en el baño, hay que darle sentido y contextualizarlo, y así nos evitamos la tentación de “lo siento en el salón mientras ve los dibujos”), 
              - elevador para los pies (muy importante para dar esa seguridad que tiene el orinal al dejar que se apoyen, algunos tienen hasta asas como el que os pongo al final y siempre es útil para que se laven las manos, etc.),

            


       canciones o cuentos relacionados con el pipí (además de usarlos para anticipar e ir introduciendo el tema, si son cortos nos pueden servir para verlos mientras está sentado y nos ayudan a “temporalizar”, ya que hay peques que les cuesta estar sentados y otros que se quedarían horas (si hay una Tablet de por medio, por ejemplo), perdiendo así el sentido de lo que estamos haciendo. Aquí os pongo algunos:

            
       


    - Me parece importante también hablar de algunos "falsos mitos" o errores a evitar, aquí tenemos:

ERROR 1: “Vamos en coche… se lo pongo solo un ratito”. Si el peque apenas es consciente aún de cuándo debe anticiparse al pipí, mucho menos lo hará si hay veces que “no pasa nada” porque ni me he mojado ni mamá/papá me ha dicho nada (llevo pañal) y otras veces les veo correr fregona en mano, gritando por el pasillo y duchándome a deshoras. Es preferible preparar todo bien con empapadores, MUCHAS ropas de cambio, toallitas, etc. Una vez empecéis, siempre hacia delante.

ERROR 2: “Si no habla… ¿cómo le voy a quitar el pañal?”. Los peques con dificultades en el desarrollo del lenguaje también pueden estar preparados para dejar el pañal. Habría que valorar la intención comunicativa y el nivel de comprensión en lugar de la cantidad de palabras que digan. Existen otras formas de pedir (con un gesto que se asocie al pipí o una imagen que nos pueda entregar cada vez que quiera ir al baño).

ERROR 3: “Voy a probar esta tarde”. Muy similar al ERROR 1, no podemos crear esta confusión en los peques. Pensad que llevan TODA SU VIDA haciendo algo sin consciencia, de manera involuntaria, y ahora les pedimos que se den cuenta antes de hacerlo, que lo pidan, que se bajen la ropa a tiempo, que no se mojen… No se aprende a conducir en un día, menos con una tarde a la semana. Es necesaria cierta anticipación y planificación.

ERROR 4: “¡Se lo quito como que me llamo Lourditas!” A veces es frustrante ver cómo mamás, papás y educadores se empeñan en que ha llegado el momento del niño, cuando puede no ser así. Existen muchos componentes y pasos intermedios para que un peque controle los esfínteres sin dificultad: conciencia de hacer pis, herramientas para pedirlo, seguridad, cierto desarrollo madurativo, autonomía y autodeterminación, etc. Si en un par de semanas veis que no está preparado, hacer un parón. Quizá un mes o una semana después sea él quien os lo pida, o vosotros quienes veáis que puede ser un buen momento para probar de nuevo. No lo sintáis como una rendición, sino como una práctica para afianzar la habilidad.

ERROR 5: “Ya no se moja, voy a probar por la noche”. La retirada del pañal por la noche es posterior, y es importante que el niño ya tenga una buena conciencia de “pipí” y lo pida para iniciarla. La culpa de esto la tiene la siesta. Hay peques que aguantan ese período de 1h 30 min ó 2h sin una sola fuga, pero es importante saber que en ese breve espacio de tiempo suele ser un sueño más profundo y durante la noche hay más microdespertares en el que quizá no acierte a pedirte pipí.

ERROR 6: “Tengo vacaciones en agosto, se lo quito en 15 días”. Hay mamis a las que les gusta el riesgo y prefieren esperar al “momento” adecuado para ellas, pero sin saber cómo va a reaccionar el peque. Es difícil adivinar si “está preparado/no está preparado” hasta que no nos metemos de lleno. Es importante no buscar nuestro momento ni esperar hasta el último día antes de la entrada al cole. Es preferible que el aprendizaje esté bien afianzado una vez llegada la fecha para evitar el mayor número de escapes posibles.  


Como veis, no todo vale. Es una etapa que tenemos que pasar antes o después, así que no os enfrentéis solos a ello (implicar a los abuelos, la escuela infantil…). Es importante que reméis todos en la misma dirección para que el peque no tenga dudas y lo aprenda sin mayor dificultad, aunque cada niño es un mundo y aquí estoy yo para echar una mano cuando se necesite. 

lunes, 20 de febrero de 2017

Los "otros" indispensables para la llegada del bebé

Se acerca el momento y ultimamos detalles: la cuna, el carro, la trona, bodys de todos los colores, chupetes y mil artilugios más que quizá ni estrene nuestro bebé, pero los compramos y preparamos con tanto amor y dedicación que todos y cada uno merecen su momento y su lugar. Sin embargo, muchas veces olvidamos que son eso, bebés, y que como tales van a jugar y nosotros con ellos, por lo que me he decidido a hacer una lista de esos "otros" indispensables para la llegada de nuestro peque, y que en esos primeros alientos de vida podamos aprovechar al máximo su plasticidad neuronal y estimulemos su desarrollo con todos estos juguetes y cuentos.


- Móvil de cuna: imprescindible, no es solo un montón de cosas colgando sobre la cuna, es un entrenamiento visual, de seguimiento de objetos, de gusto por la música, de relajación y del inicio de la coordinación de esas dos manos tan pequeñas que aún no aciertan a frotarse los ojos. Nosotros nos decidimos por el MÓVIL MUSICAL 3 EN 1 DE FISHER PRICE , primero por sus colores, su vistosidad y su sencillez. No hace falta buscar las más sofisticadas melodías ni programas que hablen al niño haciéndole creer que su mamá/papá está ahí pero no lo está. Además, al desmontarlo puede usarse tanto para la silla de paseo, el coche, el grupo 0... y, posteriormente, el pájaro posee un botón con música para que el pequeño aprenda el juego de causa-efecto. Además, Fisher Price es una marca con muchos años y da esa seguridad en sus materiales que otras ya quisieran. Aquí lo tenéis:





- Proyector: tras descartar la idea de comprar un móvil de cuna más grande de lo necesario, nos decidimos por un proyector "portátil" y hasta manejable para el peque. Nuestro querido POPI ESTRELLITAS, de Vtech, es el fiel aliado. Cuando al pequeño S le da por ponerse a berrear y no hay manos en el mundo que lo calmen, llega nuestro adorable hipopótamo de peluche con un sinfín de melodías, rimas y sonidos de la naturaleza y hace su magia. Durante el primer mes, apenas acertaba a ver las estrellas del techo ya que su maduración visual no está completa aún, pero os puedo asegurar que en las largas noches de llanto, el programador que trae nos salva de ser avisados por los vecinos. Un acierto total que aquí os enseño:





- Sonajeros y mordedores: Huir de colores pastel y pesadas campanitas de los años 80. Deben ser pequeños y pesar poco, ser coloridos y tener un agarre fácil. Al principio, sus movimientos son globales y como tal se golpearán la cara mil veces, así que buscadlos de goma/silicona o tipo peluche con forma circular o animalitos que al apretar suenan. Nosotros, además, elegimos de los que se colocan en la muñeca y en los pies (con velcro) para que empezase a explorar sus manos, sus pies... en definitiva, a ser consciente de su propio cuerpo.

                                  


- Gimnasio: nuestro fallo fue no tenerlo desde el principio. Nos esperamos a Navidad y lo sacamos días antes de que Papá Noel llegara porque veíamos que al peque aún le costaba llevar sus manos hacia la línea media. Dos días después, ya era capaz de agarrar los muñecos que cuelgan, hacerlos sonar y llevárselos a la boca. Es increíble cómo aprenden estos peques si les das lo que van pidiendo. Además, si empiezas a ponerle boca-abajo para fortalecer los músculos de la espalda, el cuello y los brazos, hazlo frente al gimnasio y te aseguras que tiene algo que mirar aparte del inmenso suelo del salón. Igualmente, busca colores vivos, con anillas que te permitan variar su longitud (según van creciendo) y en las que puedas ensartar también sus juguetes favoritos para hacerlo aún más atractivo. Todo esto lo tienes en el de la marca ItsImagical de Imaginarium:



- Cuentos: no hay edad para los cuentos, nunca es temprano para empezar. En ellos, aprenden la cadencia del lenguaje, los ritmos... reciben una estimulación visual diferente y la lectura conjunta fortalece el vínculo, además del interés por la lectura. Cuando S nació, ya tenía al menos 5 preparados, y al mes ya nos faltaban estanterías. No os detengáis demasiado en las imágenes, simplemente mostrárselas, nombrárselas y, si son interactivos, usadlos! Nosotros optamos por cuentos de texturas, de sonidos y de marionetas. A los 2 meses ya los cogía él solito en su hamaca y se fijaba en las imágenes, los apretaba para ver el sonido que hacían y, cómo no, los chupaba. Nuestros favoritos son:

       


Porque aprender, también es indispensable, y como mejor se hace es jugando. No olvidéis tener un buen surtido de juguetes para la llegada del bebé, ¡os lo agradecerá!

domingo, 19 de febrero de 2017

Hitos evolutivos, desarrollo del bebé de 1 a 3 meses y signos de alarma



¿Cómo estimular el desarrollo del bebé en sus primeros tres meses de vida? Os dejo un vídeo con algunos hitos del desarrollo en este primer trimestre de vida de nuestros pequeños, además de algunos signos de alarma a vigilar. 


Cómo aprenden los bebés

Es la hora, acabamos de convertirnos en padres tras esa larga espera (en ocasiones no tanto como queríamos) y nos adentramos en un período de ajuste fisiológico (ritmos de sueño, alimentación...) y adaptación entre el bebé y el adulto, su entorno, etc. 

Desde mucho antes del parto, las capacidades sensoriales del niño/a comienzan a funcionar y debemos aprovecharlas al máximo en las primeras horas de vida. Sus receptores se encuentran en alerta y pasarán algunas semanas aún hasta que vuelva a estar en ese estado.

A partir de ese momento, el bebé desplegará una serie de conductas reflejas en respuesta a estímulos, siendo aún éstas involuntarias. Algunas de esas señales son el llanto (para expresar emociones y, en definitiva, comunicarse), las miradas (como movimientos breves, no dirigidos voluntariamente hacia el estímulo) y movimientos corporales (globales, en masa y descoordinados). 

Y es aquí donde empieza nuestro papel como adultos, como padres, como educadores... Somos nosotros quienes debemos aprender a identificar y responder a sus señales, dotarlas de significado y ayudarle en estos primeros años de vida a afianzar sus primeros aprendizajes y sentar la base de nuestro futuro en ellos. 

Acompáñame, quédate y descubre cómo aprenden los adultos, desde que son bebés.