La
comunicación, el lenguaje, las primeras palabras de nuestro pequeño… es un tema
recurrente en nuestro papel como papás y muchos desconocemos que, al igual que
hay estilos educativos que adoptamos a la hora de educar, también existen roles
comunicativos que son determinantes a la hora de apoyar el desarrollo del
lenguaje de los niños.
Aunque
todos tenemos uno que nos caracteriza, los adultos a lo largo del día asumimos
diferentes roles: a veces damos instrucciones, otras animamos para que puedan
realizar alguna actividad, comprobamos que han comprendido algo, les ayudamos a
hacer una tarea… El papel que desplegamos en la interacción con los niños es
tan importante ya que puede favorecer o entorpecer en gran medida el despertar
comunicativo de los niños.
Pero
no solo los padres adoptamos un rol, podemos verlo en pediatras, terapeutas,
educadores… Hoy vamos a aprender cómo identificarlos y cuáles son los más
favorecedores para desarrollar el lenguaje en los niños.
¿Qué rol comunicativo tenemos como padres?
- Rol de director: cuando nos dirigimos a
niños muy pequeños, nuestras interacciones suelen dirigir las actividades que
realizan, planificamos lo que harán, les decimos qué tienen que hacer o cómo
hacerlo... PERO desplegar este rol continuamente provoca un cierre en la
interacción en la que no permitimos al niño tomar la iniciativa, elegir,
decidir o responder de alguna forma a la misma.
- Rol de examinador: cuando un niño no
sigue el ritmo de desarrollo esperable para su edad, todos nos esforzamos por
ayudarle a aprender “más y más” sometiéndole a preguntas infinitas para
comprobar cuánto han aprendido… PERO poner a prueba constantemente a un niño no
favorece la interacción ni aumenta su aprendizaje, de hecho puede inhibir a los
niños con un estilo comunicativo más pasivo.
- Rol de animador: se trata del
adulto que busca proporcionar diversión al niño por encima de todo para
conseguir su atención, hacerle reaccionar y comunicarse, consiguiendo en muchas
ocasiones que sea el adulto quien siempre tome la iniciativa y juegue, hable,
cante, etc., convirtiendo al niño en espectador… PERO si ponemos en juego este
papel durante mucho tiempo, le estamos dando pocas oportunidades de
involucrarse en la interacción.
- Rol de espectador: a veces, la
propia inseguridad del adulto o su falta de experiencia hacen que tome
distancia en las interacciones con el niño, dedicándose más a observar. Esto se
intensifica en niños a los que les cuesta iniciar la comunicación y prefieren
jugar solos… PERO, si el adulto se aleja, no hay una oportunidad real para que
el niño pueda desarrollar el lenguaje.
- Rol de asistente: cuando nos
encontramos con niños que tienen dificultades para comunicarse, tendemos a
facilitarles las cosas asumiendo nuestro papel de hacer todo por ellos, sin
esperar demasiado de la interacción (“no puede”, “pobre”, “yo lo hago para que
aprenda”, etc.)… PERO cuando ayudamos en exceso, no les damos la oportunidad de
mostrarnos aquello que sí pueden hacer, qué es lo que les interesa o cómo se
comunican ante una necesidad.
- Rol de alentador: es muy fácil de
reconocer, lo encontramos en adultos que dan aliento al niño con expresiones
como “bravo”, “muy bien”, “ese es mi niño”… Está claro que es muy importante
reconocer sus logros, PERO el exceso puede provocar que los niños se vuelvan
demasiado dependientes de este refuerzo y no desarrollen motivaciones nuevas
por aprender, además de que estas expresiones cierran la comunicación cuando lo
recomendable sería iniciarla.
- Rol de ejecutivo: los padres
vivimos con una agenda diaria completísima, los educadores con un programa
escolar que cumplir, y en la consulta de pediatría los niños se suceden unos a
otros en un horario rígidamente establecido. En este rol, nos ponemos en modo
automático para llegar a todo PERO con ello perdemos miles de oportunidades de
conectar con los niños, hablar de sus intereses y aprovechar situaciones en las
que esté motivado y comunicativo.
- Rol de adulto receptivo: cuando se trata
de ayudar a los niños a interactuar y usar el lenguaje es importante adoptar un
papel de compañero, acorde a sus intereses, necesidades y habilidades, dándoles
la oportunidad de iniciar la interacción, respondiendo a ella, estableciendo
turnos y dándole el tiempo necesario para que la comunicación se repita… PERO
es difícil se receptivo en todo momento.
Debemos recordar que somos los adultos quienes
posibilitamos el desarrollo comunicativo y lingüístico de los niños. Todos y
cada uno de nosotros desplegamos varios roles a lo largo del día, aunque
siempre hay uno que ponemos en juego más que otro y que define nuestro estilo
comunicativo. Ahora puedes ver qué elementos son los que facilitan la
interacción con tu pequeño y ponerlo en práctica. Cuéntame, ¿cuál es tu rol?
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